Hace tiempo aprendí
que amar es una decisión, al igual que perdonar. Personalmente he tenido que
trabajar con ambas. Así que te puedo
hablar desde mi corazón. Si algo te
puedo asegurar es que si tú no decides perdonar a quien te hirió o te hizo
daño, la más afectada vas a ser tú.

María
nuevamente se casa y en esta ocasión tuvo mas hijos. Después de pasar tantas malas experiencias,
ella cae en una relación donde el adulterio de su esposo, era el diario vivir. Ella tenía opciones, como todos las
tenemos. Podía buscar ayuda, podía
confrontar a su esposo o podía salir de esa situación. Pero María decidió quedarse en la situación
por el resto de su matrimonio. Al preguntársele
a María porque lo hizo, sus respuestas iban desde que voy a ser yo sola, esta
casa la compro la mama de mi esposo, como lo voy a sacar, es por mis hijos,
etc.
Su
matrimonio, si le podemos llamar así, duro aproximadamente 45 años. Físicamente
dejaron de ser pareja y emocionalmente ni se diga. María cumplía con todos los quehaceres del
hogar relacionados a su esposo y ya. Solo compartían una casa no un hogar.
Las
decisiones de María la convirtieron en una mujer amargada, con baja autoestima
y llena de rencor. Los problemas de su
niñez ella no tuvo el control, pero cada decisión que tomo de adulta fue
marcando su futuro. El día de hoy
continúa siendo una mujer con baja autoestima, muy criticona, muy exigente,
manipuladora y básicamente nunca ha podido decir que es feliz.
No seas otra
María, recordemos, nuestro futuro depende de cada decisión que tomemos hoy.
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